Si bien la mayoría de los productores conoce las ventajas de los cultivos de cobertura o de “servicio”, aún hay muchos planteos agronómicos que no los incluyen en las rotaciones.

En el XXVI Congreso de la Asociación Argentina de Siembra Directa (Aapresid), denominado “Sustentología” y que se realizará del 8 al 10 de agosto en el Complejo Forja de la ciudad de Córdoba, habrá paneles especiales destinados a hablar sobre los beneficios de estas estrategias productivas.

Entre ellos: mejorar la fertilidad de los suelos y calidad del agua, controlar malezas y plagas, e incrementar la biodiversidad en los sistemas.

En tal sentido, uno de los disertantes será Steven Mirsky, referente del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda), que no sólo menciona esas ventajas sino también la potencialidad que tienen los cultivos de cobertura como forraje.

“Son fundamentales para la conservación de los suelos, el balance de nutrientes y la disponibilidad de agua. Pero también pueden ser utilizados para alimentar al ganado”, señaló en la previa del encuentro de Aapresid.

Ayuda al bolsillo

Según Mirsky, un aspecto clave es que los cultivos de servicio no sólo tienen bondades agronómicas sino también beneficios económicos.

“En el corto plazo, reducen las pérdidas de rendimiento por aparición de malezas y/o sequía, mejoran la actividad de los polinizadores y, dependiendo de los precios y el rendimiento de los agroquímicos, las leguminosas son ideales para ahorrar en fertilizantes nitrogenados”, evaluó.

Como parámetro, el referente del USDA enfatizó que, con leguminosas, los rendimientos pueden aumentar significativamente entre 30 y 50 por ciento, dependiendo de los niveles de fertilización suplementaria aplicados, y si hubo condiciones de inundación.

Y añadió: “En general, las mezclas de leguminosas con gramíneas producen niveles comparables de nitrógeno total como leguminosa pura; sin embargo, la mezcla de cultivos de cobertura típicamente proporcionará un 40-50 por ciento menos de nitrógeno total durante la temporada de crecimiento”.

Asimismo, Mirsky destacó los beneficios económicos a más largo plazo: permiten una mayor estabilidad y elasticidad de rendimiento, mejoran la salud del suelo y disponibilidad de nutrientes, y permiten una mejor capacidad de retención de agua.

Los “no” de la cobertura

De todos modos, los cultivos de cobertura pueden tener algunos “no”. Tomás Baigorria, de la Estación Experimental Agropecuaria Marcos Juárez del Inta, será quien los detalle durante “Sustentología”.

Las recomendaciones de lo que no hay que hacer con estos cultivos son las siguientes:

– Sembrarlos muy tarde.

– Dejarlos más tiempo del que se debe, puesto que se afecta la disponibilidad de agua en el suelo.

– No monitorear el agua, sobre todo en climas en secano donde hay que ser muy eficientes en el uso de este recurso.

– Elegir especies de cultivos para ambientes en los que no se adaptan, haciendo que la cobertura fracase

– Llevar a cabo diagramas de rotación erróneos. Por ejemplo, cuando se siembran cultivos de cobertura que son muy demandantes de nitrógeno (por ejemplo cebada y trigo), seguido por un cultivo de renta que también es altamente demandante de este nutriente (por ejemplo maíz y sorgo).

Charlas sobre cultivos de servicio

http://agrovoz.lavoz.com.ar/agricultura/cultivos-de-servicio-mas-sustentabilidad-ambiental-y-economica